Para ello los
participantes del taller tenían que colocarse varios pesos en
la espalda, brazos, piernas y cuello junto a unas gafas de visión
distorsionada tenían que andar, sentarse, echarse en la cama, en
ocasiones esto iba acompañado de una faja punzantes para
hacerse una idea del tipo de dolor de espalda se presenta a cierta edad,
haciéndose con ello una idea de en qué estado se realizan todas aquellas
acciones diarias que se realiza de manera casi automática.
No solo se pusieron en
la piel de los mayores, también tomaron conciencia de cómo se siente un paciente
con patologías respiratoria crónica, para ello se colocaron una faja
apretada al abdomen y una pinza en la nariz, con la intención de
ponerse en su piel, y por ultimo comprobaron lo que es vivir con
temblor en las extremidades gracias a unos guantes que les
trasmitía pequeñas descargas eléctricas, y así debían tomar sopa sin
derramar nada, marcar un número de teléfono en escasos segundos o escribir con
buena letra, acciones que vieron que son una odisea para estos pacientes y que
no se quejaban ni trataban de exagerar,
Así la enfermera Marga
del Valle tras pasar por el taller aseguro que “ es
impresionante, después de realizarlo me invadió una gran tristeza pensando en
las veces que a lo mejor no hice las cosas bien con los enfermos mayores, las
veces que los apuré para que se vistieran o hicieran alguna cosa que les
pedíamos; ahora entiendo mucho mejor las discapacidades y limitaciones a las
que tienen que hacer frente a diario",
En la misma línea
continuaba Miguel Rodríguez gerente de Cabueñes, que también
paso por ello, y subrayo que “animo a todo el mundo a que pruebe
la experiencia, es muy interesante para empalizar con los síntomas porque a
veces no nos damos cuenta de la situación de los demás".
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