¡NOSOTRAS TAMBIÉN PARAMOS!
Hoy 8 de marzo con motivo
de la conmemoración del Día
Internacional de la Mujer, las mujeres con discapacidad queremos trasladar
un año más, ante las personas responsables de diseñar y poner en práctica
políticas públicas y ante la sociedad en general, nuestras reivindicaciones
como mujeres que permanecemos en una situación de exclusión injustificable.
La aprobación en los últimos meses de políticas regresivas en materia
de igualdad en distintos países ha movido a las organizaciones de mujeres de
todo el mundo a promover un día de paro general en reivindicación de la plena
vigencia de nuestros derechos.
La Fundación CERMI Mujeres y el
CERMI Estatal se suman a esta petición, exigiendo a las organizaciones que
integran el tejido asociativo de la discapacidad secundar este paro.
Porque… ¿qué ocurriría si durante veinticuatro horas las mujeres
decidiéramos simplemente no hacer nada?
Las mujeres con discapacidad
somos el sesenta por ciento del total de población con discapacidad en nuestro
país. Es decir, somos casi dos millones y medio de mujeres. Aún hoy nuestra
exigua presencia en el mercado de trabajo se ve afectada por la existencia de
una importante brecha salarial, dato éste que salta a la vista si se comparan nuestros
salarios con las retribuciones que perciben los hombres con discapacidad. Esta
brecha, además, se amplía dramáticamente si se compara con el resto de la población,
mujeres y hombres, sin discapacidad.
Por su parte, la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la
Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia,
concebida en su día como un nuevo pilar del estado de bienestar y como piedra
angular de una nueva política de los cuidados, ha acabado convirtiéndose en un
sistema en declive continuo, que solamente ha conseguido mantener parte de su
vigencia a través, una vez más, del trabajo invisible y precarizado que
realizamos las mujeres –también las mujeres con discapacidad- en la esfera de
lo doméstico.
En este punto, queremos reclamar nuestro espacio tanto en el ámbito
productivo, donde seguimos estando claramente excluidas, como en el
reproductivo, en el que desarrollamos importantes tareas de sostenimiento de la
vida que quedan totalmente invisibilidades ante el falaz argumento de que
solamente somos mujeres objeto de cuidado, a lo sumo, ciudadanas pasivas
destinatarias de políticas asistenciales.
Las mujeres con discapacidad somos también parte de esas mujeres que
sufren violencia de género, pero que cuando damos un paso para salir de ese
infierno, nos seguimos encontrando con la inexistencia de recursos adecuados
que den respuesta a nuestras necesidades: casas de acogida inaccesibles,
obstáculos añadidos para acceder a la justicia, profesionales que desconocen
nuestra realidad, incredulidad y sospecha en relación a nuestros testimonios.
A estos obstáculos también se enfrentan las mujeres que sufren
violencia de género y que son madres de hijas e hijos con discapacidad, ya que
tampoco encuentran los recursos necesarios que den respuesta a sus necesidades.
Somos asimismo esas ciudadanas a las que cercenan el derecho a decidir
sobre nuestra capacidad reproductiva, sometiéndonos a procesos de
incapacitación legal con el objetivo último de esterilizarnos sin nuestro
consentimiento, todo ello con el amparo de nuestra legislación en flagrante
violación de las prescripciones de la Convención sobre los Derechos de las
personas con Discapacidad.
Ante esta situación, no podemos más que alzar nuestra voz para reivindicar
en este 8 de marzo nuestro espacio como ciudadanas activas, como mujeres que se
enfrentan cotidianamente a un sinfín de obstáculos que dimanan de la vigencia
de estereotipos y falsos mitos acerca de lo que significa ser una mujer con
discapacidad en esta sociedad “capacitista” y patriarcal.
Por todo ellos las mujeres con
discapacidad RECLAMAMOS:
- La puesta en marcha de una
efectiva política de prevención y abordaje de las situaciones de violencia de
género que tenga en cuenta a las mujeres con discapacidad. Para ello es
necesario que el pacto de estado que está discutiéndose actualmente incluya un
enfoque interseccional que tome en consideración nuestra realidad como mujeres,
y además, que esté adecuadamente dotado de presupuesto. Sin inversión en esta
materia lo único que conseguiremos es seguir dando pasos hacia atrás.
- Coincidiendo con el décimo aniversario de la aprobación de la Ley
39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y
Atención a las personas en situación de dependencia, las mujeres con
discapacidad también exigimos la aprobación de un nuevo pacto de estado sobre
esta materia, con el fin de reactivar y hacer verdaderamente efectivos los
derechos reconocidos en esta normativa.
-La promoción de la autonomía personal y la atención a las personas en
situación de dependencia son pilares fundamentales que facilitan que cualquier
mujer pueda desarrollar su propio proyecto de vida, de manera autónoma e
independiente. Esto, tiene una especial trascendencia para aquellas mujeres con
discapacidad en situación de dependencia que se encuentran sometidas a
violencia.
-Además, reclamamos que se reconozcan y valoren las tareas que tanto
en el ámbito productivo como en el reproductivo realizamos las mujeres con
discapacidad, a través de políticas activas que tomen en consideración las
aportaciones que como trabajadoras desarrollamos en el mercado laboral y en la
esfera del sostenimiento de la vida. Tener independencia económica y ver
reconocida y promocionada nuestra autonomía personal son ejes clave para
nuestra total emancipación.
-También exigimos a nuestros
representantes políticos que acaben de una vez por todas con el reconocimiento
legal de las esterilizaciones forzadas en nuestro ordenamiento jurídico, que
envía, a través de los procedimientos de incapacitación legal, a un limbo
jurídico a miles de mujeres en nuestro país, provocándoles su total muerte
civil.
¡Ni una menos!
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