El 29 de septiembre fue el Día
Internacional de la sordera, acción
por la que Guipúzcoa aprovecho para
pedir a las instituciones públicas que contraten a más interpretes de lengua de signos y que la ciudad
cuente con avances tecnológicos adaptados.
Por ello Ainhoa Abinzano y Rosa
María Rodríguez, ambas portavoces de la asociación de personas sordas de
Guipúzcoa, subrayaron “a día de hoy, nos
mira en muchos casos de manera diferente, sentimos que los avances tecnológicos o
arquitectónicos que sí han facilitado la vida de otras personas con
discapacidades varias no han llegado todavía a nosotros, estamos hartos de luchar solos”.
Aunque en la asociación solo haya unos 200 socios, la cifra de
personas a los que la sordera les afecta asciende hasta llegar a 1.000 personas
diagnosticadas, pero hay muchas mas que aunque la parecen no quieren pertenecer a ningún colectivo ni que su medico se la
diagnostique correctamente, sobre todo estos casos se dan en las personas
mayores que debido a la edad están dejando de oír, por que los casos en que
las patología esta presente desde el nacimiento o debido a un accidente o
enfermedad, no hay tanto prejuicio en decirlo,
en buscar un diagnostico que lo confirme y con ello la ayuda necesaria
para que la persona se integre lo mejor posible en la sociedad.
Así Rosa María no dudo en
hacer hincapié en que “que
queremos conseguir una accesibilidad real y universal en todos los
ámbitos de la vida, nuestra adaptación e integración efectiva en la
sociedad no se ha dado todavía.
Los factores que hacen que la
comunidad sorda se sienta de esta manera tienen que ver con las barreras de comunicación que tenemos para todo y la falta de avances tecnológicos adaptados
a nuestra sordera que podrían hacer nuestra vida más sencilla, empezando por
que
Osakidetza debe gestionar los intérpretes, no puede ser un trabajo
nuestro, con esto se ve que estamos
muy lejos de lograr la sensibilización social que merecemos, nos deben escuchar.
Para este colectivo acudir al hospital y a un
ambulatorio se convierte en una odisea, las instituciones deben ser
responsables con nosotros y tienen que contratar intérpretes.
No puede ser que tengamos que
ser las personas sordas los que tengamos que gestionarlo, porque muchas veces
solicitamos su presencia y no está disponible. Es un tema que nos preocupa
mucho”
En la misma línea se muestra Ainhoa
Abinzano, quien subrayo a la vez que reclamo que “debe de ser el hospital o en su defecto la administración quien haga
la reclamación.
Ellos deben saber cuándo un paciente
es sordo y necesita esa figura en el hospital, como tuvo hace tiempo Osakidetza
un intérprete pero duró seis meses.
Lo que hacen es subvencionar una partida para
pagar los servicios de esos intérpretes externos, el problema es que solo hay dos para toda Guipúzcoa.
Así mismo también hay que romper la barrera que mucha gente piensa
que estamos enfadados cuando signamos pero no es así, es un lenguaje expresivo”.
Por lo que recomiendan que al comunicarse con una persona sorda el
oyente les mire a la cara, les hable cerca, despacio, con tiempo para que
puedan leer los labios, acción que se les facilita si la frase va acompañado de gestos o señales,
al igual que recomiendan que la persona nunca se gire cuando esté hablando con
ellos, ni que se tape la boca o den la espalda, pues esas acciones complican mucho que la persona no oyente pueda
leer los labios, al igual que con ello se les rompe la concentración por
entender a un oyente que no sabe comunicarse con ellos en LSE, por lo que
también esta valorado que se vocalice mucho, sin gritar, siempre hablando con
naturalidad y de una forma tranquila y pausada,
En caso de ver que la persona
sorda no consigue descifrar lo que se le esta diciendo se puede probar a
dibujárselo, a hablar en otro lugar donde este mas iluminado, y sobre todo que
siempre haya compresión y se valore el esfuerzo que esta haciendo por
comunicarse con el oyente, al igual que este con él
Entre sus complicaciones hacen mucho hincapié en que no tiene soltura
a la hora de acudir al medico, ya que dependen
del día en que este “libre” el interprete para que pueda acudir al centro
de salud con el paciente, y si ese día al interprete como ha pasado en alguna
ocasión, se pone malo, le surge un problema, no pude acudir con la persona a la
cita, por lo que tiene que esperar a que el interprete se recupere y volver a
pedir cita para el medico, al igual que si la persona sorda necesita ir a
urgencias de noche o en días festivos, le es imposible contactar con el
interprete para pedirle que acuda con el,
acción que se facilitaría mucho
si todos los médicos supiesen comunicarse en LSE o bien se contase con mas
interpretes que se pudiesen contactar mediante videollamada o por algún
programa o aplicación informática como las hay, que haga las veces de traductor
para ambos.
O como bien conto Rosa María “estanos hartos que nos pidan el teléfono de
los familiares, para comunicarse con ellos, por lo que ya estamos hartos y
llegando al punto que contestamos, no te lo voy a dar, no quiero que me hagas
una persona dependiente, tome mi numero”.
O como el caso de Ainhoa,
el otro día tuve que acudir a urgencia con mi hija, la cual es una niña, pues el medico se dirigía a ella por ser oyente,
para darla la información sobre su estado de salud, acción que me incomoda, la
adulta soy yo, como su madre tengo derecho en saber antes que ella que era lo
que la pasaba, soy yo la que la que debe darla seguridad y tranquilizarla, de
hecho si mi hija me ve insegura o nota que no me entero de lo que me dicen,
ella sufre el doble”.
Por ello desde la asociación quieren dejar claro que “ aunque sabemos que es imposible, es cierto
que necesitamos mínimo 2 interpretes en Osakidetza las 24 horas del día, pero
como esto no va a ser así, ni va a ver en cada centro de salud un interprete, la
solución estaría en tirar de la tecnología, dándonos mas libertad, pues
podíamos ir al medico sin necesidad de esperar a que el interprete acuda,
simplemente seria necesario una videollamada que consiste en que la persona
sorda llama a un oyente y por medio de una aplicación, el oyente ve a la
persona sorda signar y la aplicación le va poniendo voz al mensaje, y al revés
el oyente contesta por voz y la app lo convierte en signos, para que ambos se
entiendan perfectamente.
Aunque no es solo en la rama medica
donde tienen problemas, ya que también aparece a la hora de comunicarse con sus
hijos, con el colegio, con los profesores, etc.
“Por todo ello debe de ser la
sociedad quien se de cuenta de una vez que tenemos derechos por los que nos
deben oír y sensibilizarse con nosotros.”
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