Recientemente se ha dado a conocer en los centros
hospitalarios la existencia de un casco que evita la
caída del cuero cabelludo a los pacientes que reciben quimioterapia, y
que se ha estudiado que tiene una efectividad del 40% si se trata con el
fármaco atraciclinas o del 90% si es con tázanos.
Su funcionamiento se basa en decirle al paciente que se lo ponga en la
cabeza y una vez puesto enchufarlo a una máquina que es la responsable de hacer
circular un liquido muy frio que mantiene al cuerpo en una temperatura
optima de 20 grados, no dejando que el cuerpo absorba los tóxicos de
la quimioterapia, los cuales hacen que el cuerpo llegue a temperaturas muy
altas provocando la caída del pelo.
Según explico Cesar Sebastián medico presidente
de Oncobel, empresa que ha implantado en España este sistema con el
nombre dePaxman, “Provoca un doble efecto: por una parte reduce el
aporte sanguíneo por vasoconstricción de los vasos sanguíneos (cierre parcial)
y, además, produce un cierre de la membrana celular al paso de cualquier tóxico
que le llegue, produciendo una citoprotección frente a los quimioterápicos”.
Por su parte Luis González Larriba medico jefe de
oncología en el Hospital universitario Ramón y Cajal de Madrid, subrayo que “el
cabello se pierde a las dos o tres semanas de empezar el primer ciclo de
quimioterapia y se prolonga hasta seis meses después de terminar.
El tratamiento incrementa el tiempo que el paciente debe
permanecer en la sesión de quimioterapia, pues el gorro se coloca
aproximadamente media hora antes de la infusión del medicamento y se mantiene
hasta hora y media después de acabar el proceso.
Es imprescindible empezar el tratamiento desde la primera sesión de
quimio y solo puede utilizarse en tumores sólidos.
En el caso de los niños no es aplicable ya que
el tipo de cáncer que padecen suele ser líquido (leucemias y linfomas).
Para que sea más efectivo se recomienda que el cabello
esté previamente mojado y es muy importante que el gorro esté bien
ajustado.
La pérdida de cabello supone para muchas personas un problema
psicológico, por ultimo este procedimiento no aumenta la incidencia de
metástasis en cuero cabelludo y tampoco disminuye la eficacia de la
quimioterapia”
Por su parte Escarlata López jefa del servicio
de oncología radioterapéutica de la Fundación Jiménez Díaz asegura que “La pérdida
del pelo como consecuencia de la quimioterapia “no es un problema estético, es
psicológico, ya que puede afectar durante un año y medio de la vida de un
paciente y puede ser devastador.
El tratamiento no cuesta más que una peluca de pelo natural y no se
cobra si no funciona”
Aunque esta terapia está en funcionamiento desde 1997 que lo
inventasen en Gran Bretaña no fue hasta 2017 cuando obtuvo el certificado FDA
(Food and Drug Administración) garantizando si eficacia y seguridad, y en
España empezó a estar disponible en 2012 en algunos hospitales privados,
centros especializados y el Hospital de Ourense siendo el único público en
usarlo, gracias a una fundación
Desde entonces se han tratado a más de 300 pacientes mayores de 60
años, siendo un 90% mujeres y un 10% hombres.
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