El 15 de junio la Asociación de
Personas Sordas de Ourense (APSOU) cumplió 45 años, por lo que celebraron
en distintos puntos de la localidad diversos eventos para darse a conocer,
aunque lleven tanto tiempo todavía hay personas que no conocen la entidad o
bien no sabe lo que significa ser sordo y la problemática a las que se deben
afrontar este colectivo, por el cual luchan desde 1974.
Según subrayo María Isabel Fernández
Álvarez presidenta de la asociación “por
aquel entonces vino mucha gente a darnos su cariño y tuvo muy buena acogida, ya
que hubo una época en la que las personas sordas estaban en colectivos muy
pequeños en internados en Santiago o Madrid. Cuando veníamos a Ourense nos
sentíamos aislados, incluso a veces en nuestras propias familias, y nos
juntábamos, por ello en el empeño de encontrar una solución a esto, vimos que
en otros sitios creaban asociaciones y decidimos hacerlo nosotros.
Empezamos en una sede pequeña de
30 metros cuadrados, donde se vivió muchos momentos bonitos, de hecho, fue el
nacimiento de amor entre varios matrimonios, por lo que en 1989 cambiamos a otra
calle, donde nos encontramos actualmente ya que la compartimos con trabajadores
de la federación de sordos, lo que hace que ahora seamos un recurso que ayuda a
la persona y no un centro social como al principio.”
Aunque lo que no cambia son las
barreras que hay que segur derribando, especialmente de comunicación ya que
hay muy pocas personas en Ourense que
sepan realmente ser interprete de lengua de signos, siendo tan solo 3 personas
las que verdaderamente cuentan con los estudios para realizarlo, por lo que
siempre están hasta arriba de trabajo, apoyando a las personas sordas en la realización
de sus actividades cotidianas, como es el supermercado, el banco, e incluso el
medico siempre que sea visita programada.
Por ello el tema sanitario es
lo que más les preocupa, ya que el hospital no cuenta con interprete de lengua
ni con ninguna app que sirva de apoyo, por lo que en caso de urgencia una
persona sorda no podrá comunicarse debidamente si va sola, porque la ley 27/2007 que en teoría garantiza la
accesibilidad en la sociedad a las personas no oyentes, no se está cumpliendo
adecuadamente.
Por ello María
Isabel vuelve hacer hincapié en que «A
nosotros lo que más rabia nos da es el hospital, nos encontramos con muchísimas
limitaciones, no hay un intérprete las
24 horas por si tienes una urgencia, si te encuentras mal de noche vas allí
y ¿cómo te comunicas?; hemos hecho muchas reclamaciones y escritos, pero no hay
respuesta.
En un banco te puedes entender más o menos,
pero en el hospital es fundamental, y lo mismo para acudir al centro de salud, aunque en este caso a la persona sorda le da
tiempo a contactar con una traductora de lengua de signos para que le acompañe,
siempre y cuando se adecuan a un horario concreto, por haber solo 3.
Tenemos que ser independientes y gracias al
intérprete lo conseguimos, en el
pasado siglo teníamos a nuestras familias, pero ahora existe una ley. Y si dos
padres sordos con un hijo oyente tienen que ir al hospital ¿cómo cuenta qué le
pasa al niño? Es una comunicación rota.
La urgencia número uno para nosotros es tener una intérprete las 24 horas del
día en el hospital.
Nos conformaríamos con que instalen SVIisual, que un servicio de videointerpretación en
lengua de signos que facilita que las personas sordas puedan ponerse en
contacto en cualquier momento con un video interprete.
Una persona
en sillas de ruedas ya tiene rampas en todos los sitios porque es su derecho,
pues nosotros tememos una ley que dice que tiene que debe haber traductores de
lengua de signos, y no pararemos hasta conseguirlo”
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