La entrada de hoy está basada más en la experiencia personal y en las
dificultades que la dislexia te pone cuando quieres sacarte el carnet de
conducir.
Llega una etapa en la vida de todas las personas adultas que les empieza
a rondar la idea de sacarse el carnet de conducir, bien sea por que
económicamente se ha ahorrado para ello, por pensar que el tenerlo te dará más
opciones de trabajo, por qué en tu casa todos tienen carnet y tú no, o al contrario
nadie lo tiene, pero te surge la opción de sacarlo y en tu mente esa
oportunidad brilla cada vez más, hasta que al final todos tus pensamientos
giran en torno hacerlo y te tiras a la piscina, ya que crees tenerlo todo
controlado, y que el TDAH ( Trastorno por
déficit de atención e hiperactividad) junto con la dislexia, ya que ambos problemas siempre suelen ir de mano, piensas
que no harán de la suya.
Piensas que lo tienes domado, total es leve aunque está visible
todavía en algún momento impulsivo, en hablar que no calles, y va no te da
guerra, pero amiga la dislexia te trae de cabeza.
Ya en la teoría te costó memorizar las señales que contenían flechas en qué dirección iban realmente, que no solía ser en la que tú creías, al igual que la comunicación no verbal de un policía (la postural), hasta que se te quedó, volvías loco a tu profe, pero la mayor dificultad, está cuando te pones al volante con tu profe, te empieza a dar las explicaciones previas para conducir, que si vamos a la derecha pues tú cerebro cree que es mejor a la izquierda, y aunque se lo toma con humor o no sé da ninguna importancia , ya a ti te fastidia cuando enseguida sabes que te has equivocado, al igual que en el carril parece que siempre nos tengamos que ir a un lado, ¿tan complicado es que nos mantengamos rectos por el medio,?, a este paso van a tener que inventar uno para nosotros jaja.
Ya en la teoría te costó memorizar las señales que contenían flechas en qué dirección iban realmente, que no solía ser en la que tú creías, al igual que la comunicación no verbal de un policía (la postural), hasta que se te quedó, volvías loco a tu profe, pero la mayor dificultad, está cuando te pones al volante con tu profe, te empieza a dar las explicaciones previas para conducir, que si vamos a la derecha pues tú cerebro cree que es mejor a la izquierda, y aunque se lo toma con humor o no sé da ninguna importancia , ya a ti te fastidia cuando enseguida sabes que te has equivocado, al igual que en el carril parece que siempre nos tengamos que ir a un lado, ¿tan complicado es que nos mantengamos rectos por el medio,?, a este paso van a tener que inventar uno para nosotros jaja.
Pero fuera de bromas lo que tiene que tener claro el alumno es que ese problema tiene nombre y se trata de
la dispraxia, que parece que también
va en el pack con los amigos arriba
nombrados, que es la dificultad de coordinar varios movimientos de ojo mano a
la vez, y que en el volante las señales de alerta son: que alumno le cuesta controlar de forma autónoma el volante
por ello lo cogerá en ocasiones mal, lo moverá cuando realmente basta con
saber sujetarlo, hará giros que más bien parece que está sacando brillo al
volante, cruzando para ello los brazos sin acordarse que debe soltar la mano
que moleste.
Si a esto se le suma que el coche sea manual el cambio de marcha nunca lo hará correctamente en el momento
debido, por ello le será más fácil en un
automático ya que con ello evitamos ese fallo, lo único en este debe
memorizar que cuando el coche este parado debe fijarse en que la palanca está
en P, cuando esté en marcha por norma general la colocará en D casi en todo el
trayecto, cuando quiera dar marcha atrás la cambiará a R y en momentos de ahorro
de energía la pondrá en N, que por lo menos a mí me ayudado mucho, aprender en un automático, ( que estoy en ello),
al igual que también se nota cuando haya que tomar curvas que suele girar antes de tiempo por lo que
el coche suele ir contra la acera o
valla, al igual que en una rotonda no saber bien que salida coger por temor a que se le
haya pasado contar alguna y que la que creía la salida adecuada, resulta no
serlo.
Aunque en principio no parezca gran cosa, cuando te pones al volante y
te empiezas a dar cuenta de todos los fallos que cometes llega la frustración y el pensar que no serás capaz,
que ese pico suele darse cuando vas
al examen y en 10 min ¡ya estás suspendida! por cualquiera de esos fallos, los cuales
previamente has trabajado para mejorarlos junto con tu profesor.
En mi experiencia luchando contra estas dificultades, he tenido mucha suerte, ya que mi autoescuela ha sabido orientarme perfectamente y darme esa confianza para saber que puedo preguntar todas las veces que necesite y sobre todo con mi profe de prácticas que está al tanto de mi problema, se preocupa por aprender realmente de que se trata y en qué manera me puede ayudar, que desde luego lo hizo y sigue en ello desde la 1 vez que monte en su coche con él ,que supo con una tonelada de paciencia darme trucos para que cogiese bien las curvas, intentar quitarme la manía de a veces cruzar los brazos a girar el volante, que a este no hace falta que le saque brillo, repetirme las veces que haga falta qué salida de rotonda cojo y si hace falta contarlas conmigo, al igual que hacerme referencia las veces que haga falta con izquierda/ derecha, y las veces que me confundo no darle importancia o tomárnoslo con humor.
Por lo que solo me queda dar las gracias a todo el equipo de la autoescuela Fermín en Oviedo y en especial a Fermín, Miguel, Montse y Marisa por darme desde el minuto uno su mano y siempre preocupándose de que la caída no fuera muy fuerte, sabiendo calmar esa ansiedad a veces visibles y otras no tantos, al igual que la lágrimas por ver cómo se alejaba el carnet cuando ya me veía con él.
En mi experiencia luchando contra estas dificultades, he tenido mucha suerte, ya que mi autoescuela ha sabido orientarme perfectamente y darme esa confianza para saber que puedo preguntar todas las veces que necesite y sobre todo con mi profe de prácticas que está al tanto de mi problema, se preocupa por aprender realmente de que se trata y en qué manera me puede ayudar, que desde luego lo hizo y sigue en ello desde la 1 vez que monte en su coche con él ,que supo con una tonelada de paciencia darme trucos para que cogiese bien las curvas, intentar quitarme la manía de a veces cruzar los brazos a girar el volante, que a este no hace falta que le saque brillo, repetirme las veces que haga falta qué salida de rotonda cojo y si hace falta contarlas conmigo, al igual que hacerme referencia las veces que haga falta con izquierda/ derecha, y las veces que me confundo no darle importancia o tomárnoslo con humor.
Por lo que solo me queda dar las gracias a todo el equipo de la autoescuela Fermín en Oviedo y en especial a Fermín, Miguel, Montse y Marisa por darme desde el minuto uno su mano y siempre preocupándose de que la caída no fuera muy fuerte, sabiendo calmar esa ansiedad a veces visibles y otras no tantos, al igual que la lágrimas por ver cómo se alejaba el carnet cuando ya me veía con él.
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